En estos tiempos en que la memoria parece justificar hasta las condenas más abismales, aún pienso en que hay un detalle, el que limita el nunca y el para siempre, y será ése mismo el que te volverá inolvidable: Esta canción es para que llegado aquel día en que la nada te logre recordar solamente nada, el pasado entonces se te pueda antojar perfecto.. Y desde ese momento, subidos a sus bordes, entre los dos logremos al fin simpatizar con la sensación de que todo lo que hemos perdido, acaso nunca estuvo donde lo creímos dejar. Así luego, podremos sentarnos en un café cualquiera, a jugarnos en las manos y en la mirada, que siempre hay un día nuevo, un tiempo para resucitar. Y no recordaremos sino lo que nos propongamos (pre)sentir.
jueves, 8 de septiembre de 2011
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