sábado, 13 de agosto de 2011

pasando de más

No recordamos cuándo sucedió, esto de envejecer.. Acaso aún no haya sucedido y en nuestro medio camino apostamos a que sí, a que nada podrá ya librarnos de la maldición. Pero acaso también ya fuimos malditos desde el principio, desde aquellos tiempos en que los pasillos se nos antojaban Monumental, como la Caldera del Diablo. Es por ello el homenaje, don Esteban. Para que aún esta sabiduría que nos parece enfermos, sirva para retenernos en la memoria de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que aún no hemos sido: Y he aquí el universo restante: Estamos viejos, y estamos hartos, y sabemos que entre tantos puños agitados, aún nos quedan algunas palabras por decir. Aquellas que en cualquier carretera recordarán los iluminados y olvidarán los incautos. Pero no es que importe mucho: Porque ésta es nuestra vida. Y ud. sabe como yo mismo, que no hemos de cambiarla, aún fuese posible. Es nuestra miseria y nuestra gloria. Y a ella nos debemos, con este manojo de ideas que nos reservan un Paraíso invencible. No se necesita nada más.


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